Suelos
¿Por qué es tan importante regenerar el suelo en las ciudades?
Porque el suelo urbano está bastante deteriorado. Tiene poca materia orgánica y muchas veces ha sido esterilizado mediante productos químicos. Por eso sólo crecen algunas plantas pioneras, esas que no exigen mucho para sobrevivir. Y además, la mayoría del suelo en la ciudad está sellado con pavimentos, baldosas, asfalto…
Eso impide que la fauna del suelo —como lombrices, insectos o microbios— pueda vivir y hacer su trabajo.
¿Y cuál es ese trabajo?
Bueno, lo podemos entender mejor si miramos cómo funciona un ecosistema sano, como el de un bosque, donde no hace falta fertilizante. Allí, todo está conectado. Las hojas que caen, los frutos, las ramas… todo eso se descompone en el suelo gracias a una comunidad de hongos, bacterias, insectos y lombrices!: Esos organismos descomponen la materia orgánica y liberan nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio… justo lo que necesitan las plantas para crecer.
Y así se cierra el ciclo: lo que para una especie es un residuo, para otra es un recurso. Una especie cae, otra crece… un equilibrio precioso.
Ahora… ¿Podemos imitar algo de eso en la ciudad?
¡Sí! Pero hay que crear lugares donde estas interacciones entre especies puedan suceder. Espacios donde los organismos puedan cooperar, como en los bosques.
Algunas ciudades como Curitiba, Copenhague o Barcelona tienen programas de regeneración del suelo urbano utilizando balcones, azoteas, jardines verticales, escuelas, huertos comunitarios…
Para ello incentivan el reciclaje de los residuos orgánicos con dispositivos como vermicomposteras o torres de lombrices. Luego, el humus que se genera se distribuye por jardines y parques urbanos a través de una red comunitaria.
Siguiendo ese camino, nosotros también vamos a empezar a crear nuestro propio suelo. Intentando cooperar con comunidades humanas de la ciudad, pero también no humanas, como las lombrices…
…en el próximo capítulo os contaremos cómo lo estamos haciendo.