Lombrices urbanas
¿Sabíais que Darwin tenía una fascinación casi poética por las lombrices?
Sí, Charles Darwin, el científico que escribió la teoría de la evolución. Él llegó a decir que "no hay otros animales que hayan hecho más por la historia del mundo, en relación con la fertilidad de la tierra”. Y eso lo escribió en su último libro, allá por 1881, titulado La formación del mantillo vegetal por la acción de las lombrices.
Curiosamente observó algo increíble: que esas pequeñas criaturas, al digerir hojas, ramas y restos vegetales, generaban una capa fértil de humus que transformaba lentamente el paisaje… ¡centímetro a centímetro!
Lo más bonito es que Darwin comparó ese trabajo minúsculo pero constante con el de los corales. Él imaginaba que así como los corales van formando atolones y arrecifes milímetro a milímetro, las lombrices hacen lo suyo bajo nuestros pies: creando un suelo poroso, fértil, donde el agua entra, las raíces crecen y la vida se expande.
Organismos pequeñitos… pero con un impacto enorme eh!. Casi invisibles, pero capaces de moldear la Tierra a lo largo del tiempo.
La cuestión es ¿sería posible una transformación así en las ciudades? ¿Podrían las lombrices ayudarnos a regenerar los suelos urbanos?
Nosotros/as creemos que sí, pero primero tenemos que conocerlas un poco.
Las lombrices son anélidos, unos invertebrados segmentados que viven, por lo general, en suelos oscuros, húmedos y llenos de materia orgánica. Es por eso que de las más de 7.000 especies que se conocen en el mundo, solo unas pocas sirven para el compostaje urbano.
Por ejemplo, la Eisenia fetida —también llamada lombriz roja californiana— o su prima la Eisenia andrei son las más utilizadas en vermicomposteras domésticas.
Y si hablamos de torres de lombrices enterradas en el jardín, entonces hay que pensar en especies como la Lumbricus terrestris, que tiene una habilidad especial para excavar túneles profundos y así resguardarse del calor o el frío.
Eso es clave, porque las lombrices no se llevan bien con el calor extremo ni con la luz directa. Por eso, en verano, si usamos una vermicompostera, habrá que buscar soluciones para mantenerlas fresquitas.
¿Y cómo se hace eso? Bueno… eso lo veremos en el próximo capítulo.
¡No se lo pierdan!