La mañana del 25 de junio condujo al consorcio PALIMPSEST hacia las calles emparradas de las Bodegas González-Byass, donde la sombra vegetal lleva más de setenta años tejiendo microclimas. Una de las formas de datar la fecha se debe a la visita que en 1961 realizó Orson Wells a estas bodegas, donde se observa el tamaño por aquel entonces de unos jóvenes plantones.

Hoy en día, el conjunto de las calles Ciegos, Unión y aledañas no es solo una postal jerezana, sino un singular experimento bodeguero que facilita la crianza del fino. En él, la naturaleza y la arquitectura han llegado a un pacto tácito que hace posible el desarrollo y crecimiento de las levaduras propias del vino de Jerez: las sacaromices, unos hongos unicelulares que producen la singular fermentación alcohólica pero muy sensibles a los cambios de temperatura. (1)

En este enclave, junto Miguel Revuelta, Juan Luis Vega, Antonio Girón y Austin Gardner quien había traído los sensores fabricados en el FabLab Jerez, se inició la instalación de varios clones con el objeto de monitorizar ambientalmente el entorno y extraer datos para hacer un estudio comparativo entre espacios emparrados frente a otros sin emparrar.

Durante la visita, se habló de sombra, humedad, temperatura… pero también de cuidado, de transmisión, de cómo una práctica tradicional puede convertirse en dispositivo de confort climático para el futuro. En esta acción se cruzan múltiples tiempos: el del ciclo de la vid, el de la tecnología que registra datos invisibles, el de la ciudad que imagina cómo volver a ser jardín.
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El proyecto SONE avanza justo en esa dirección: conectar la creatividad con lo que ya está, con lo que ha estado siempre, y hacerlo desde una escucha atenta.

Ya por la tarde, de vuelta en Palacio Villapanés, se abrió una nueva línea de trabajo: las propuestas de valor de SONE. Porque si el paisaje es una práctica compartida, quizás también necesitemos nuevas formas de narrar, reconocer la participación de todos y redistribuir su riqueza.
(1). En concreto son cuatro levaduras locales: Saccharomyces cerevisiae beticus, S. cerevisiae cheresiensis, Torulaspora delbrueckii y Zygosaccharomyces rouxii.
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